jueves, 24 de septiembre de 2020

Para ti, A.

 Decidí escribir las razones por las que no creo que me ames, y estoy muy segura de que mientes. 

Para empezar, nuestro comienzo fue algo abrupto, caótico, y ¿Por qué no decirlo? Fui tu clavo para sacar el otro clavo que tenías en el corazón y por el que estabas sufriendo. Por mi parte, tu fuiste esa cosa rara de la que no había tenido conocimiento, quería experimentar y también aplicar algo del conocimiento ético de mi clase: ¿Las personas dependientes realmente no pueden estar solas? Y la verdad, es que fuiste el experimento perfecto para comprobarlo, la ciencia me apasiona, pero no tenía ni el mínimo conocimiento de no meterme en el experimento y después involucrarme demasiado. Empezaste a escribirme seguido, también me hablaba con muchas otras personas, te respondía imitando tus mensajes, palabras escogidas y solo minutos de mi tiempo desperdiciado, no significabas nada y por ello es que no me importó nunca al principio conocerte realmente, una foto o cuántos años tenías, pero si me acuerdo de esto: Tú tenías 19 y yo 16, tampoco era tan tonta para irme más lejos de lo que pudiese manejar. 

Después hablamos y hablamos, muchas personas me dejaron de hablar, terminé la escuela y me mudé. Fuiste un montón de primeras veces para mí, todas en línea, pero absolutamente me ahogaba con las hormonas y la obvia manipulación que puedo ver hoy día para que dijera o hiciera cosas, obviamente muchas de esas las quise, otras me sentí presionada ¿Realmente podía manejarte? No. 

La otra cuestión de esta historia tan caótica, es la absoluta mentira que has creado de tu vida y las historias que pareces crear que cada vez tiemblan más, hilos rotos e inconclusos que no tienen conexión. Después tu verdadera foto y la pérdida absoluta de confianza en ti. ¿Quién eres o eras realmente? Un extraño al que le conocía la voz y sus mentiras. Seguimos hablando, cada vez me involucraba más y en un punto decidí parar todo. Regresaba a casa y adiós a la libertad que había tenido, eras un probable cuestionario y regaño en mi casa. Nunca sucedió nada de eso, pero tampoco me buscaste. Eran vacaciones, ni siquiera mi fecha de cumpleaños te aprendiste esa vez. 

Después volviste, estaba atravesando un momento depresivo y eras un: A la mierda lo que pienso sobre este baboso, solo quiero sentir amor, el dice que me ama, creámosle aunque sé que no. Después tuve problemas y me abandonaste. Tuve que pasar el duelo de una mierda que fuiste y el duelo de la quiebra absoluta, excelente persona que abandona. De nuevo vacaciones, de nuevo no te aprendiste mi cumpleaños. 

Luego sentí culpa, esa culpa que me hacías sentir cuando te ibas: Era mi puto problema no aceptarte porque tu me amabas, una oportunidad más, eso no hacía daño, ibas a mejorar. Jamás has mejorado. Esa vez te busqué yo, me sentía demasiado sola, una persona a la que quise de verdad me buscó, la rechacé y no me esperó. La maldita falta de confianza que tengo al creer que alguien pueda quererme. Así que decidí creerte y buscarte. Te hiciste el difícil, pero al final cediste. Me gustó sentirme bien así, mejoraste al principio, como una semana duró aquello. Luego tu vida o lo que siempre contabas no te dejaba tiempo ni para responder o decir que estabas ocupado. Lo que más odio en la vida son las promesas rotas y tú no parabas de romperlas. 

Después en tu cumpleaños te felicité, de hecho, siempre te dije feliz cumpleaños. Para mí es el puto día más importante del año, eras importante. Esa fue mi segunda forma de buscarte, caía en una espiral de decepción y tu regreso y partida solo me hundió más, gracias por abrirme los ojos tú mismo de la pésima persona que eres. Luego me buscaste, aún no superaba mi duelo por ti y mi tristeza y fue otro período de tiempo, uno en el que estuvimos juntos en mi cumpleaños. Ni me hablaste ese día, ni sabías que era mi cumpleaños, al día siguiente lo comprendí y me dejé de engañar: Jamás me has dicho la verdad sobre quererme, de hecho: ¿Aún me escribes para sentir el ego y poder sobre mí, sobre mi falta de límites? Dices que no, pero todas tus palabras saben a excusas. .

Ahora vuelves de nuevo, y debo decirte que si te llegué a amar, te busqué, me rompiste, dañaste toda la esperanza que una chica romántica y enamoradiza tenía sobre el amor, el amor ahora me repugna y me sabe a mierda, falacias llenas de excusas y promesas rotas. Tienes problemas, amigo. Probablemente yo aún siga con la idea de que realmente me amas, aunque no es verdad, y sabes, quisiera decirte siempre que sí cuando vuelves, pero una decepción más en este punto de mi vida me llevaría a la desesperanza absoluta sobre la vida. Ya destruiste el amor en mí, no me destruyas la vida. 

Quisiera que me respondieras tantas preguntas con toda la verdad: ¿Quién eres realmente? ¿Cómo te llamas? ¿Cuántos años tienes? ¿Dónde vives realmente? ¿Alguna de tus historias realmente son ciertas? Y no, mi idea del amor jamás han sido que me digas que me amas, a una persona que duda de tus palabras, solo las puedes convencer con actos, esos que jamás cumpliste y solo rompiste promesa tras promesa. Amar no es decir, es demostrar. Y recuerda, un amor no empieza con un enamoramiento inmediato, a veces solo nace de una amistad, y ese sí que es el amor más lindo que jamás existirá. 

Y aquí termina todo lo nuestro, si es que alguna vez realmente signifiqué algo para ti, pobre humano lleno de falacias. 

¿Me equivoco contigo o cuántas mentiras más vas a inventar?


Keyla. 

 ***

Mensaje traducido para ti: ¿Acaso la persona a la que amas es menos importante que las cosas que debes hacer? O sea, si hay una vida separada que se hace, pero ¿Hasta qué punto se debe aislar a la otra persona de tu vida? He sentido que me has aislado durante mucho tiempo, ¿Realmente confías en mí?

Y si amarte es el mayor error que he cometido, querer que vuelvas conmigo es aún peor. Te ofrecí mi amistad y la rechazas, pero quiero que seas más mi amigo que mi pareja, a un amigo le cuentas todos y hay confianza, en una pareja tratas de mostrarte perfecto y realmente, yo ni sé cómo actuar. 

***

Reacción a tu reacción: ¿Tanto odias conocer mi punto de vista? Me gritaste, me diste miedo. Probablemente estaría escondida debajo de la cama sino estuvieses tan lejos. No quiero pensar que piensas de mí, asumo que lo peor ahora. 

El mundo me ha dicho: Eres altamente sensible, y aquí estoy yo, casi llorando por alguien a quién siento que estorbo. Y ahí estás tú, con tu fuerza y querer dominarme. En un mundo donde le tienes miedo a los hombres, llega uno al que querías y un día te grita. ¿Qué esperanza me queda de sentirme amada y no aterrorizada?


Tal vez nunca vuelvas a abrir este texto, pero las palabras están aquí. Son mis pensamientos y por ahora, nada de mí historia puede ser vista de una forma diferente. 


K. 

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