martes, 25 de agosto de 2015

AMANTES

Las elocuentes noches de abril que encarnaban el mes de Ramadán, todos los amantes se escondían en las brumas para hacer sus fechorías.

La celebración ocultaba todo a los soñadores e ilusionistas de lo divino, los verdaderos amantes habían aprendido a olvidar todo lo restringido  y vivir como siempre lo hubiesen soñado, con su verdadero amor sin importar sus casamientos desdichados.

El peor castigo que tendrían los amantes era la separación, la culminación de la lujuria y seguir en la monótona pasión de esclavizarse en lo no amado y por consiguiente a odiar.

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