Los ceniceros dispuestos
Estaban llenos de basura
Que acababa con su amor
Sin darle tanta censura
A los pensamientos vagos
Que querían hundirla
Y lo lograban sin desidia
La vida que vivía
No le parecía interesante
Sin saber lo hermoso
Que alegraba mis días
Lo maravillosa que era
Y lo mucho que la amaba
Pero se empecinaba
En fumar sus desdichas
Para ella no había otro
Que no fuera su amor
Ese que la odiaba
Y quería destruirla
Pero así son los corazones
Se enamoran de lo malo
Yo de ella
Y ella de otro desdichado.
KEYLA GONZÁLEZ
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